Cómo se vive para educar la alimentación
Hoy sabemos que realizar una alimentación saludable es fundamental para disfrutar de una buena salud y, aunque no nos demos cuenta, muchos factores influyen en el cómo nos alimentamos: la cultura adquirida, el nivel socioeconómico, la educación y las relaciones sociales establecidas son algunos factores que intervienen directa e indirectamente en como uno se alimenta. Si educamos el cómo vivimos, mejoraremos la alimentación y, con ello, la salud. ¡Vamos a verlo!
Años atrás, se hablaba de la existencia de un alto porcentaje de desnutrición en la población. Ahora, coincidiendo con un cambio drástico del estilo de vida y las nuevas preferencias, se habla de anorexia nerviosa o… del otro extremo, la obesidad en niveles de epidemia. ¡Nos hemos ido al otro extremo! Actualmente hay grados de sobrepeso tan importantes que conducen a serias complicaciones de salud (tensión alta, colesterol alto, diabetes, infartos…) y que han pasado a ser las causas más importantes de morbilidad y mortalidad en los países desarrollados.
¿Pero qué ha cambiado respecto al pasado? En mi opinión, una causa importante de esta “epidemia de la obesidad” podría el gran avance que ha tenido y está teniendo la tecnología y, en consecuencia, al cambio del estilo de vida y preferencias. Por un lado, los avances tecnológicos han llevado a la población a un mayor nivel de sedentarismo, pues se busca una vida más cómoda, sin grandes esfuerzos físicos, lo que ha conducido a reducir el gasto energético diario de cada uno y a la tendencia al sobrepeso. Por otro lado, la “nueva tecnología” ha conseguido que uno tenga el deseo de obtener aquello que quiere al momento, de forma instantánea. Ahora tenemos la sensación de tener un problema si no localizamos a alguien en 15-30 minutos. O con este estilo de vida tan rápido, la gente tiende a buscar comidas placenteras y ya precocinadas, para así ahorrarse tiempo en cocinar, ideal para quién “no tiene tiempo libre” o no le apetezca. Además, y en parte como consecuencia de la crisis, se buscan productos y alimentos a un bajo precio. Y este es otro problema añadido para la salud, porque muchas industrias alimentarias han procedido a fabricar alimentos en abundantes cantidades (debido a una mayor demanda), los cuales deben ser sabrosos (por lo tanto, con mucho azúcar y grasa) y a un bajo coste (es decir, con peor calidad nutricional).
Ahora, se está hablando que la obesidad no es sólo cosa de “países desarrollados”. Probablemente la “globalización” y la presencia de alimentos con bajo valor nutricional y a bajo precio han hecho que se empiece a ver sobrepeso en países que inicialmente no presentaban síntomas de esta “enfermedad” y en poblaciones de bajo nivel educacional y socioeconómico.
Como ya he mencionado, hay factores del estilo de vida que influyen en la forma de alimentarse y, ¡por suerte!, se pueden reeducar y conseguir que éstos influyan positivamente en comer bien y garantizar la salud. A continuación te doy unos consejos de nutrición y dietética para que te ayude a conseguirlos:
- Hacer partícipe a toda la familia en la alimentación. Esto incluye:
Educar a la familia cómo comer bien para que todos lo hagan. Para conseguirlo, primero hay que dar ejemplo y comer saludablemente. Segundo, dar a entender la importancia de cuidar, a través de la alimentación, nuestro cuerpo, el medio que nos acompañará toda la vida y nos hará vivir más o menos bien en función de su estado.
Ir a comprar con la familia o con quién convivimos y elegir los productos y platos saludables que más gusten y se disfruten. Siempre que se pueda, procurando que sean alimentos frescos y con la máxima variedad posible.
Cocinar es tarea de todos. Sí, así es, no sólo de uno. Si tienes niños pequeños, aprovecha para que participen en la comida. ¡Será una educación nutricional y gastronómica perfecta!, tanto para el día de hoy como para su futuro. El objetivo es que tomen conciencia de la importancia de comer bien, aprendan qué alimentos son saludables y cómo se cocinan, se estimulen a comer sano y adquieran este hábito y educación para cuando sean mayores, previniendo así posibles enfermedades.
Comer en grupo, con la familia, siempre que se pueda. Este hábito puede ser muy favorecedor para mantener un orden en la alimentación, que ésta sea más saludable y para mejorar las relaciones interpersonales.
Tomarse el tiempo necesario a cada actividad. No vayas con prisas. Ir a comprar, cocinar, comer… requiere su tiempo justo si se quiere hacer bien. Recuerda que son actividades fundamentales para realizar una buena dieta y mantener la salud. Por ello, intenta tomarte el tiempo necesario para planificar la compra y elegir qué comprar, que platos cocinar y dónde adquirirlos, así como dedicar el tiempo suficiente a cada comida, masticando bien los alimentos.
Elige alimentos y platos que te gusten, sean sanos y propios de tu cultura y zona. Es decir, es preferible elegir alimentos cultivados cerca de donde vives que consumir productos industrializados, envasados, provenientes de otros países.
Entender que los productos y platos menos saludables (como los dulces, helados…) son sólo para ocasiones especiales. Todos las celebraciones se acompañan de comidas abundantes y, habitualmente, con platos de los no más recomendados. Si uno se permite tomarlas, no tiene porque influir muy negativamente en la salud, si cada día procura comer alimentos sanos y frescos y, consumir los que contienen más sal, azúcar y grasas saturadas sólo en ocasiones especiales.
La nutrición y la dietética tienen mucha importancia en nuestra salud, que al fin y al cabo, nos determina nuestra calidad de vida. Vale la pena apostar por una buena alimentación, ¿verdad? Yo, al menos, ¡os animo a ello!